Lucas 15: 24
Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.Silvia comenzó a caminar por la acera. La mamá estaba muy ocupada, por lo cual Silvia decidió ir al parque y jugar un rato. Regresaría antes de que la mamá notara que faltaba. La mamá pensaba que no era lo suficiente mayor para ir al parque sola. ¡Qué bobería! Después de doblar una esquina, Silvia oyó un perro detrás de ella. Ella les tenía miedo a los perros, y comenzó a correr.
Atravesó un patio y salió a la próxima calle. Estaba aliviada de ver que el perro no la siguió. Daba pequeños brincos en la acera por varias cuadras antes de darse cuenta que no sabía dónde estaba. “Estoy perdida” pensaba con terror.
- Hola cariño – dijo un hombre que estaba trabajando en su patio – ¿Estás dando un paseíto?
Rápidamente Silvia se fue en dirección opuesta. Sabía que no debía hablar con extraños, pero, ¿Dónde estaba el parque? Después de doblar otra esquina se detuvo.
Ahora si sabía que estaba pedida. Sus ojos se llenaron de lagrimas mientras se sentaba en al borde de la acera.
Después de lo que pareció un rato muy, muy largo, un auto desconocido dio la vuelta en la esquina. Se detuvo, ¡Y la mamá salía brincando! Silvia se puso a llorar y la mamá la tomo en sus brazos.
- No pensé que vendrías – dijo Silvia entre sollozos – pensé que estabas ocupada.
- Lo estaba – dijo la mamá – pero cuando note que no estabas, deje todo y vine a buscándote. Ninguna otra cosa era más importante.
No sé cuando he estado tan contenta en mi vida de ver a alguien como ahora – dijo mientras miraba a Silvia.
- ¿Aunque fui traviesa? – pregunto Silvia.
- Aunque fuiste traviesa – dijo la mamá de forma solemne.
Recuerda:“Jesús te busca”
Autor: Carolina de Valle
Atravesó un patio y salió a la próxima calle. Estaba aliviada de ver que el perro no la siguió. Daba pequeños brincos en la acera por varias cuadras antes de darse cuenta que no sabía dónde estaba. “Estoy perdida” pensaba con terror.
- Hola cariño – dijo un hombre que estaba trabajando en su patio – ¿Estás dando un paseíto?
Rápidamente Silvia se fue en dirección opuesta. Sabía que no debía hablar con extraños, pero, ¿Dónde estaba el parque? Después de doblar otra esquina se detuvo.
Ahora si sabía que estaba pedida. Sus ojos se llenaron de lagrimas mientras se sentaba en al borde de la acera.
Después de lo que pareció un rato muy, muy largo, un auto desconocido dio la vuelta en la esquina. Se detuvo, ¡Y la mamá salía brincando! Silvia se puso a llorar y la mamá la tomo en sus brazos.
- No pensé que vendrías – dijo Silvia entre sollozos – pensé que estabas ocupada.
- Lo estaba – dijo la mamá – pero cuando note que no estabas, deje todo y vine a buscándote. Ninguna otra cosa era más importante.
No sé cuando he estado tan contenta en mi vida de ver a alguien como ahora – dijo mientras miraba a Silvia.
- ¿Aunque fui traviesa? – pregunto Silvia.
- Aunque fuiste traviesa – dijo la mamá de forma solemne.
Recuerda:“Jesús te busca”
Autor: Carolina de Valle