Santiago 2:9
Pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores.
– ¿Para quién son esas flores? – pregunto Andrés, señalando el ramo de rosas que preparaba Erika.
– Para la mesa del comedor – respondió Erika – ¿No son bellas?
– Si Supongo – Andrés camino hacia la venta – Hoy se mudo una familia mueva a la acera de enfrente.
Erika añadió una al centro de mesa un tallo de margaritas.
– Ojala en esa familia haya una niña de mi edad.
– Hay una niña – respondió Andrés – Y un niño de mi edad, se llama Joel.
El papá entro al comedor mientras Erika ponía las flores en la mesa
– Erika ciertamente ese es un ramo bello – observo el papá.
– Gracias – respondió ella – Me encanta trabajar con flores, son tantas y de colores tan bonitos que me hacen sentir bonita a mí también.
– Bueno eso si es un logro – bromeo Andrés.
Erika le dio una suave palmada a su hermano que sonreía sonreía divertido. En ese momento, llego la mamá y puso la ensalada sobre la mesa.
– Me alegro que Dios haya pintado nuestro mundo de colores – comento la mamá – y no solo las flores tienen colores, miren esta ensalada: lechuga verde, tomates rojos y zanahorias anaranjadas…
– ¿Esa es la nueva familia, la que está subiendo al auto en la acera de allá enfrente? – pregunto Erika señalando la ventana del comedor.
– Si esos son – respondió Andrés.
– Pero, pero… – Erika titubeo – Ellos, ellos… no son como nosotros.
– ¿Quieres decir que ellos tienen una piel diferente a la de nosotros? – la mamá miro a Erika fijamente a los ojos , Erika asintió con la cabeza
– ¿Y eso que tiene de importante? – demando Andrés
– Correcto, y todos los vegetales no son verdes, acuérdate Dios uso todos los colores para hacer este mundo tan hermoso – Dijo el papá.
– Yo creo que Joel es una buena persona – aseguro Andrés – Me gusta la gente de piel oscura.
Recuerda:
Dios dice que todas las razas son hechas de una sangre. Dios no favorece y perjudica a una persona por su color de piel, no peques haciéndolo tú.
Autor: Carolina de Valle